lunes, 2 de enero de 2012

la hora de Clarice

“–Vamos –dijo entonces acercándose inseguro a los cuatro hombres pequeños y confusos–. Vamos  –dijo. Porque ellos tenían que saber lo que hacían. Ellos seguramente sabían lo que hacían. En nombre de Dios, os ordeno que estéis seguros. Porque toda una carga valiosa y podrida estaba en sus manos, una carga para tirar al mar, y muy pesada también, y la cosa no era simple: porque esa carga de culpa tenía que ser lanzada con misericordia también. Porque después de todo no somos tan culpables, somos más estúpidos que culpables. Con misericordia también, pues. En nombre de Dios, espero que sepan lo que están haciendo. Porque yo, hijo mío, yo sólo tengo hambre. Y esa manera insegura de coger en la oscuridad una manzana, sin que se caiga.”
Clarice Lispector, La manzana en la oscuridad, Madrid: Siruela, 2003, p. 352.

Qué extraña manera de comenzar (el artículo anterior era el no. 0) un blog de música, pero que mejor manera de hacerlo que con la autora que dedicó su último libro publicado (La hora de la estrella) a Schumann, Clara, Beethoven, Bach, Chopin, Stravinsky, Richard Strauss, Debussy, Marlos Nobre, Prokófiev, Carl Orff,  Schoenberg, a los dodecafonistas, y a los gritos ásperos de los electrónicos; Clarice Lispector, esa brasileña que Julio Cortázar no alcanzaba a comprender.

El objetivo de éste blog es buscar esos senderos inimaginables que desembocan en esos encuentros afortunados que no dejan de sorprendernos, habilitar territorios que nos parecían inaccesibles, y plantear interrogantes a los asuntos que afectan la vida artística y musical de México de manera local y global.

La conexión musical de la obra de Lispector es sorprendente, casi todos sus libros contienen alguna referencia musical. La mayoría de los nombres arriba mencionados nos parecen familiares, pero el único compositor brasileño que encontramos es Marlos Nobre. Digno tributo a un gran músico, aunque desgraciadamente olvidado fuera de Brasil al igual que la mayoría de sus compatriotas (exceptuando a Villa-Lobos, claro está).

Este pianista, compositor y director de orquesta, galardonado en 2006 con el premio Tomás Luis de Victoria, se graduó del Conservatorio de Pernambuco en 1955 y del Instituto Ernai Braga en 1959, después estudió composición con H. J. Koellreutter y Camargo Guarnieri en São Paulo. Una beca de la Fundación Rockefeller lo llevó en la década de los 60’s a estudiar en el Instituto Torcuato di Tella en Buenos Aires, donde estudió con Ginastera, Messiaen, Dallapiccola y Malipiero, obteniendo una maestría en composición. Aunque usa poco los medios electrónicos, estudió con Asuar en Buenos Aires y Ussachevsky en el Columbia-Princeton Electronic Music Center de Nueva York. En la dirección asistió a cursos con Leonard Berstein,  Alexander Goehr y Gunther Schuller en el Berkshire Music Center de Tanglewood.

Algunas de sus composicione son Variações rítmicas, Ukrinmakrinkrin, Canticum instrumentale, Concerto breve y Mosaico, además de un corpus que incluye ballets, conciertos para instrumento solista y orquesta (piano, flauta, guitarra, 2 guitarras, percusión), música de cámara, obras para piano, guitarra, viola, oboe, violoncelo, violín, contrabajo, saxofón, fagot, corno; así como sus series de Desafios, Solos y Poemas, para 1 o más instrumentos. 

¿Hasta cuándo nos advocaremos a escuchar a Marlos Nobre como escuchamos a Bach y a Beethoven? Que bueno que Clarice nos los vino a recordar:




La información de este artículo fue tomada de la página oficial del compositor http://marlosnobre.sites.uol.com.br/ y de Gerard Béhague, “Nobre, Marlos”, Grove Music Online, http://www.oxfordmusiconline.com/subscriber/article/grove/music/20007?q=marlos+nobre&search=quick&pos=1&_start=1#firsthit

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