jueves, 22 de diciembre de 2011

mejor que lo diga él:


 “Entonces, ¿qué hemos hecho? Nos hemos ‘salvado’; en el momento en que la unidad entre la creación cultural del presente y la vida ha desaparecido, hemos intentado huir hacia el pasado. El llamado ‘hombre de cultura’ intenta salvar en su presente la parte de la herencia cultural, de la herencia musical de los últimos mil años, que ahora puede ver con perspectiva por primera vez porque ya no hay un presente vivo. Y esto lo hace apartando de la totalidad uno o dos componentes que para él tienen validez, componentes que él cree comprender. Ésta es, pues, la forma en la que hoy se hace y oye la música: separamos del conjunto de la música los componentes estéticos y disfrutamos. Tomamos sencillamente la parte que halaga al oído, lo que es ‘bello’, y no nos damos cuenta de que así estamos degradando por completo la música. No nos interesa en absoluto saber que al buscar belleza, que en el conjunto de una obra quizás ocupe sólo un lugar modesto, estamos desoyendo sin más los contenidos esenciales de esa música. (…). Entonces no seremos más que los conservadores de un museo y no haremos más que mostrar lo que hubo en otros tiempos; no sé si habrá muchos músicos interesados en ello.”
Nikolaus Harnoncourt, La música como discurso sonoro, Acantilado, 2007.

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